viernes, 26 de agosto de 2016

Lecturas y relecturas de verano. Escritores, lectores y personajes

Todo está escrito, todo está pensado, todo se ordena como en la biblioteca de Babel, como el mínimo detalle que recuerda Funes, como la combinación de todas las palabras que devienen en un cuento cuando lo piensas. Como el escritor que se debate entre el vértigo de escribir sobre sí mismo o inventarse el personaje. Como ir creando avatares y perfiles infinitos en forma de familia que se comenten entre sí como si fueran ciertos.
Qué es preferible dejar la cuartilla vacía, preferiría no hacerlo, o el Mal de Montano que emborracha la vida de literatura y te hace vivir en hipertexto. Cada vivencia con nota a pie de página que te enlaza a un libro recordado como vivido. Todos los personajes del mundo literario en un listín telefónico. Quizá sean solo Ficciones
¿Qué sería de mi existencia si me olvidara de todos los libros que he leído?
¿Qué computador me dicta aleatoriamente lo que escribo como si tuviera orden? Abulafia ya está cogido. Por qué me encuentro cada mañana escrito en el papel, justo lo que pienso, como si alguien me regalara un mundo ya redactado. Volver a escribir el Quijote. A veces pienso que los personajes son solo uno, sin cara ni diario, o igual si que tienen cara pero yo no se las reconozco.A lo mejor todos los cuentos tienen pasadizos secretos entre sí como sucede con los de Carver y Lucia Berlín. Felipe Tongoy reencarnado en Sancho Panza. Borges en Vila-Matas. Arnau en mi.
A veces pienso que solo escribo para dictártelo al oído, para hacerte un retrato de versos solo a ti, solo a tí lector/a, para hacerte personaje de las historias futuras de una novela que encuentres en una librería de viejo como Mr Gwyn. Para alquilar un espacio de semioscuridad con bombillas hechas a mano, para verte andar desnuda y que te regalara al final un amor como un poema. Otras, sin embargo, me siento contado por los personajes con los que he vivido, Coetze de Verano en este ensueño de estío que os estoy largando. El día de mañana cuando alguien diga que conoció a alguien muy parecido a mí. Y es que al final somos poco más de 25 líneas y 1000 caracteres como figuras de barro hechas con el material que sobra de vivir y leer. Como el personaje creado por un escritor chalado, como un personaje leido.

Libros leidos
Mr Gwyn de Alessandro Baricco (***)
Ficciones de Borges (****)
El dia de mañana de Martinez de Pisón (****)
El mal de Montano Vila-Matas (***)
De qué hablamos cuando hablamos de amor de Carver (***)
Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin (***)

Libros releidos
Bartleby el escribiente de Melville
El Péndulo de Foucault de Umberto Eco.

Un nuevo rincón

 

martes, 2 de agosto de 2016

El bar de las grandes esperanzas. Un libro de cuentos.

El bar de las grandes esperanzas se vende como novela pero es un libro de cuentos. Cada capitulo tiene estructura de cuento y desarrollo de cuento. Alguno de ellos sencillamente magníficos y en otros (los menos) la cosa decae. Es un libro de cuentos americanos escrito por americanos y prioritariamente para gente americana, perdón quiero decir estadounidense, perdón neoyorquina. Con continuas referencias a escritores, cantantes, ídolos made in usa de los que la gente que conozca obamilandia sacará mucho más partido, sin duda, que los que habitamos en las orillas del Ebro. ¿Cuánta gente conoce las reglas del béisbol? ¿Cuánta sabe cómo funciona el mundo de las apuestas? Y así montones de referencias al submundo y microclima eeuu.

Y con esta introducción pensareis que no me ha gustado. Todo lo contrario, el libro es una delicia. Es un libro de recuerdos de infancia y juventud. Aquellos maravillosos años con su voz en off y su McKellar en el recuerdo puffffffff El libro evoca con una escritura cuidada (y una traducción más que digna de Juanjo Estrella) la vida y los recuerdos del escritor. Todos los recuerdos conducen al Publicans el bar que sirve de nexo entre las historias.
Es cierto que en algunos momentos pierde linealidad y estructura. Pierde el guión ordenado a favor de los sentimientos que se le agolpan. Pero creo que es y debe ser así. Los recuerdos saltan por capítulos, por episodios, como si fueran cuentos que relatan etapas. No todas las etapas, sino solo aquellas que se le quedaron con mayor fuerza en el recuerdo… y claro a veces se le quedaron chorradas y el autor nos premia, digo castiga, con partes del libro perfectamente prescindibles para nosotros, pero que deben de ser importantes para él.
El relato es fluido, entretenido, entreverado con reflexiones sobre la vida y pensamientos de lo que uno quería ser y en lo que, más mal que bien, ha terminado siendo. Representaciones de personas que fueron referentes en nuestra adolescencia y nos acompañan toda la vida. El libro las agranda o las encoje a gusto y a ratos. El sexo iniciático desde la lejanía, el desamor, el futuro prometido (falsamente) tras el título universitario, los primeros trabajos…
Y sí, alcohol, mucho alcohol, todo el alcohol. Hay cuentos que el alcohol es ensalzado, en otros mostrado con su máxima crudeza y sus efectos destructivos, pero todo el libro esta bañado de alcohol. La familia bañada en alcohol, sus amigos del bar, sus resacas contadas con pelos y señales, todo.
El libro aun siendo divertido, deja un poso de tristeza. Como si uno hubiera dado mucha importancia a personas que tras unos años terminan escapándose indefectiblemente de la memoria. Recuerdos importantes que luego se van entre los recovecos de nuestros nuevos problemas como si jamás hubieran existido. El bar de las grandes esperanzas es eso, una reivindicación de nuestros héroes infantiles, no héroes de capa y espada, sino héroes cotidianos, nuestros tíos, vecinos, primos.... Pequeños retazos de esa gente admirada de nuestra juventud, gente normal: compañeros de clase, anécdotas que nos marcan y merecen un subrayado a la edad tardía.
Quede claro, que no son ese tipo de cuentos americanos, ahora tan ensalzados, que ni empiezan ni terminan tipo Carver o Lucia Berlín. Aquí son historias completas, muchas redondas, algunas sensacionales, unas pocas cansinas, pero a fin de cuentas historias entretenidas y bien relatadas. Un muy buen libro si lo pasas por el tamiz de las americanadas que separa el grano gordo de la escritura fina.

PS-.Eso si el libro es tan americano que cae en un defecto típico que me saca de mis casillas. Lo del epiloguito contando que ha sido después de la vida de los personajes. Por favor ahórrenselo, no aporta.